La Depresión

Es un estado emocional que es caracterizado por sentiemientos de desesperación, impotencia, tristeza, desánimo, falta de concentración y desgano. Las personas deprimidas se ven a sí mismas con una imagen negativa, tienen sentimientos de culpa, de verguenza y baja autoestima.

Muchas de las cuasas de la depresión se encuentran en las experiencias de la niñez, si hubo maltrato de los padres, falta de amor u otras experiencia que se convirtieron en traumas. Esto con el paso de los años hace crecer en la persona un sentimiento negativo que la hace sentir indigna, como que no merece nada. Debemos evitar la depresión en los hombres del mañana que son los niños de hoy, ya sean nuestros hijos, hermanos, sobrinos... Enseñándoles cuan importante son, que son criaturas creadas por Dios, algo que nadie podrá quitarle en la vida, tratémosle con amor, reconociendo que ellos también son humanos, que por ser pequeñitos, no significa que no sienten o entienden algunas situaciones.

Hago un llamado a cada uno de ustedes de avisar a las autoridades si cerca de sus casas, trabajos, etc, ven casos de maltrato. Sí debemos corregir los niños, la Biblia la apoya, pero nunca aprovecharnos de sus sencillez, de su forma de perdonar, de sus temores.

En ocaciones, nos sentimos deprimidos, eso es normal, es un sentimiento como todos los demás; sin embargo, hay casos de depresión que ameritan una consulta con un psicólogo o consejero cristiano. Es importante advertir las señales que pueden estar indicando que estamo entrando en un "pozo depresivo" (las especificadas al principio). Y si ya hemos entrado, identificar las causas de ello. Recuerde que no podemos resolver un problema si no sabemos cual es el problema y cuales sus causas.

Si la causa de la depresión tiene que ver con una relación o una situación de pecado, recuerde que Dios es amor y Él nos perdona cuando nos arrepentimos y nos apartamos. Dios trata con nuestro pesado, borrando y olvidando lo que queda atrás. Él puede sanar nuestras heridas y sanar nuestra mente de las ataduras que nos tienen cautivos.

Lea Salmos 91 y 103.

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