La Depresión II

Paciente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.

Salmos, 40:1-3

El salmista David ilustra la depresión con un pozo de desesperación: ya dijimos que un sentimiento presente en la depresión era la desesperación; si le atribuimos las características de un pozo (profundo, oscuro y estrecho, donde no circula el aire) nos daremos cuenta cuan depresivo estaba David.

Sin embargo, el empieza diciendo, que de allí él clamó, y Dios, tan grande, El Creador del universo, a pesar de ser el dueño de todo, le escuchó (cuan grande era su humildad, porque David era un rey, y a pesar de ello, reconoció que Dios siempre estaría por encima); y no solo se limitó a escucharle, sino que actuó en su defensa, le sacó de ahí: puso sus pies sobre tierra firme, ya no estaría en ese lodo, enderezó sus pasos, lo que quiere decir que no andaba en buen camino cuando cayó en depresión, es por ello que debemos tener cuidado en nuestro caminar por la vida, y luego puso un cántico nuevo en su boca.

En estos pocos versos, podemos ver una recuperación total de una profunda depresión. Si nos damos cuenta, para ello, lo único que hizo David, fue clamar y esperar; lo demás lo hizo Dios.

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